El escenario global en que se desenvuelven nuestros actuales esfuerzos ya sea internos (Segundo Congreso) o de construcción político social, es cada vez más contradictorio y expectante; estos últimos meses contemplan sucesos que no hacen más que ratificar la inestabilidad de la dominación imperialista, afectada por la crisis económica y la resistencia tenaz de los pueblos en diversas latitudes a la dominación y la depredación de los recursos naturales.
Internacionalmente, a pesar de la campaña mediática para imponer la idea de mejoría económica y el fin de la recesión mundial, la tendencia es otra. Los salvatajes financieros globales del último año frenaron la caída económica pero como han dicho varios analistas, al precio de enormes déficit fiscales en las potencias centrales que las colocan ante graves amenazas inflacionarias y de debilitamiento extremo en la capacidad de pago de sus Estados, cuya generosidad hacia las grandes empresas y las instituciones financieras no consiguió generar el despegue de la inversión y el consumo que anunciaban sus dirigentes.
No se trata solo de las implicancias de una crisis económica, sino también energética y alimenticia, ambiental, social y cultural, que en cualquier momento vuelve a golpear con fuerza a un sistema imperial ya frágil, como lo revela la lenta decadencia del complejo militar-industrial de los Estados Unidos, el que arrastra también a la OTAN; empantanados en las guerras de Irak y Afganistán, la tenaz resistencia de esos pueblos es además una parte inseparable de la crisis de fondo.
Como respuesta a esta inestabilidad, la medida más sintomática del gobierno yanqui fue aumentar enormemente el presupuesto y personal militar en todas las esferas. La estrategia de Obama es reafirmar el “liderazgo” estadounidense en Medio Oriente, el aumento de presencia y operaciones militares en Afganistán, y la desestabilización de regímenes a través una profunda intervención por medio de terceros, como ocurrió en Honduras e intentó hacer en Irán (lo mismo su política en bases militares en Colombia).
Esta estrategia sin embargo, ha tenido un efecto inverso. En Afganistán, la gran cantidad de tropas y la ofensiva masiva contra los Talibanes no ha dado lugar a grandes victorias militares, ni siquiera a enfrentamientos importantes ya que la resistencia se ha replegado, fundida con la población local, y lo más probable es la continuación de una guerra de desgaste prolongada, desangrando la economía de Estados Unidos, aumentando sus bajas sin resolver nada y poniendo en contra a la opinión pública estadounidense, que está actualmente afectada por el desempleo y la caída de su calidad de vida.
En este momento el imperio en decadencia juega cartas mucho más peligrosas que antes, con la posibilidad de un ataque “preventivo” de Estados Unidos, Israel y la OTAN contra Irán, con el pretexto del programa nuclear de dicho país, al fracasar los intentos de derrocar al gobierno fomentando la disidencia interna de la “sociedad civil”. El centro de todo esto es que la guerra y la crisis económica están íntimamente relacionadas. La economía de guerra es financia por Wall Street, que se alza como acreedor del gobierno yanqui; los productores de armas de EE.UU. son los destinatarios de miles de millones de dólares por los contratos de producción y compra de armamentos.
Además, esta pugna obedece a los intereses de las grandes transnacionales por el petróleo en Medio Oriente y Asia Central. Los EE.UU. y sus aliados están tocando la música de la guerra en el mismo volumen de la crisis económica mundial, por no mencionar la peor amenaza ambiental de la historia. Como ha advertido Fidel, la suerte de la humanidad esta en la balanza, y la lucha de los pueblos, de las clases sometidas en todo el globo es la que decidirá el curso de la historia, como siempre ha ocurrido.
Chile en una América en movimiento
Al igual que en Medio Oriente y Asia, nuestro continente también es un tablero donde la estrategia imperial busca contener toda amenaza a su dominio político y económico. Para esto recurre tanto a movimientos de fuerza o de amenaza de su uso, como el golpe de estado en Honduras y las periódicas acciones de provocación del régimen colombiano (el Israel de Sud América) contra Ecuador o Venezuela con el pretexto de la presencia guerrillera, o bien intentos de desestabilización de gobiernos de carácter revolucionario, progresista y populares por la vía de estimular, financiar y cobijar a grupos contrarrevolucionarios o fomentando la “disidencia” de la “sociedad civil”, es decir la clase alta y la derecha fascista organizada y movilizándose, como ha ocurrido en Cuba, Venezuela y Bolivia, o bien la estrecha amistad con gobiernos antipopulares como el de Perú y Chile.
En el caso de nuestro país, en estos primeros meses de gobierno de Piñera hemos visto cómo la Concertación y la Derecha siguen en las escaramuzas para mostrar quien conduce mejor este modelo, para ellos se trata de eficiencia en la gestión más que un problema estructural del mismo, que es lo que en realidad demostraron los resultados de la encuesta Casen: en 2009, el 10% más rico de Chile recibe ingresos 46,2 veces superiores al 10% más pobre mientras que en 2006 eran 31,3 veces superiores. Por otro lado la pobreza ha aumentado, de un 13,7 % a un 15,1%, entre el 2006 y el 2009, cifra que igual es engañosa pues considera “pobres” a quienes reciben ingresos inferiores a $64.134.
Está quedando en evidencia que el “Chile del Bicentenario” es más injusto y más pobre, y tanto la derecha como la Concertación han contribuido durante las últimas décadas a que esto sea así, y la cristalización más dolorosa de esta situación es lo ocurrido en la mina San José en la región de Atacama, que puso otra vez al descubierto que para los empresarios y para las autoridades es más importante la rentabilidad del negocio que la seguridad y dignidad de los obreros.
Resistir al circo y el garrote
Este gobierno derechista, a pesar de su inicial discurso sobre consensos y unidad nacional, seguirá enfrentado diversos focos de conflicto social que no son solo herencias de una mala gestión anterior, sino lisa y llanamente parte esencial de la aplicación del “neoliberalismo” en el país, y que ni el populismo o la propaganda fantoche para mantenerse arriba en las encuestas podrán esconder fácilmente. El rostro autoritario de Piñera, Hinzpeter y compañía quedarán develados cada día con mayor rigor, como quedó expresado en la represión brutal (en esto son continuadores de la Concertación) a las comunidades y organizaciones del pueblo mapuche que luchan por territorio y autonomía, o la detención de 14 compañeros miembros de organizaciones y colectivos libertarios a los que se les aplicó la dictatorial ley antiterrorista a raíz del llamado “caso bombas”, aparte de la represión a los estudiantes que volvieron a retomar la lucha contra la educación de mercado, mientras el piñerismo hacía gala de “salvador de los mineros” atrapados en el norte.
Así como el gobierno prepara y utiliza sus aparatos represivos y sus organismos de seguridad e inteligencia para evitar un aumento de la conflictividad social, las organizaciones sociales y políticas del pueblo chileno y mapuche tendrán que prepararse con cada vez más audacia para resistir y combatir, por lo que las tareas de autodefensa y preservación de nuestros compañeros y compañeras, nuestras estructuras, etc, seguirá siendo parte importante de la construcción política de este período, donde no sólo hay que enfrentar la represión directa sino también las diversas tácticas que utiliza la clase dominante para debilitar, subordinar y eventualmente dispersar a las organizaciones populares, como la cooptación por vía financiera, el premio al soplonaje y la delación, la estimulación de la divisiones internas (los llamados “quiebres”), etc.
Los actuales conflictos globales: el negocio de la guerra, la disputa de los recursos energéticos, las contradicciones de clase, la violencia de las grandes potencias y sus ejércitos represores, la lucha de pueblos originarios, la depredación del planeta, nos muestran indiscutiblemente que la historia del mundo está motorizada por resistencias y conflictos violentos. Por ello la estrategia de resistencia hoy a diferencia del pasado, debe contemplar el desarrollo de una fuerza material diversa y flexible, de masas, de múltiples expresiones y esfuerzos de lucha contra la institucionalidad, alejados de la politiquería, la grandilocuencia, la disputa de poca monta.
Lo más importante es que existen condiciones, y la necesidad histórica de potenciar nuestro proyecto político, y que sea junto a otros una referencia para luchar de verdad. Existe una legitimidad y un camino construido en la lucha popular, y eso sin duda es un acumulado que da viabilidad y potencialidades enormes.
jueves, 9 de septiembre de 2010
lunes, 6 de septiembre de 2010
Ante el Bicentenario burgués, a luchar por Una patria popular y soberana
“La fecha gloriosa de la emancipación del pueblo no ha sonado aún".
Luis Emilio Recabarren, septiembre de 1910.
En esta “celebración” de Bicentenario, por todos los medios de comunicación de masas se nos presenta el Chile oficial y público, el de las actividades suntuosas, los fuegos artificiales y todo tipo de espectáculos “culturales” y carnavales que hablan de “progreso”, de “unidad nacional”, de chilenidad y patriotismo, etc.
Sin embargo, bajo esa farándula existe el Chile real, el que se intenta ocultar, el Chile profundo donde, al igual que los mineros bajo la mina San José, se encuentra confinada y atrapada la justicia social, el Chile que aun reprime y oprime a los pueblos originarios, el Chile de los que aun esperan un trabajo, una educación, una vivienda, una salud y un medio ambiente que permitan luego de 200 años hablar de una vida digna para la mayoría.
Cuando es tan ostensible la enorme riqueza acumulada por unos pocos, por el capital financiero, y tan visible la pobreza y la injusta distribución de la riqueza en los hospitales públicos, los colegios municipales, las viviendas en las poblaciones, el transporte publico, etc, la celebración del Bicentenario aparece como una bengala, un volador de luces para distraer la atención de los chilenos; pan y circo para las masas tal como fue en 1910 para el Centenario, integrar al pueblo a una celebración que sólo es de la Burguesía, de los magnates que aun ejercen su despotismo sobre los asalariados.
Concluida la emancipación de España, son los ricos del país los que organizan un Estado y una Republica afín a sus privilegios, conformando una economía atrasada y dependiente del capitalismo mundial, que pudo crecer en base al trabajo intensivo y la explotación de mano de obra campesina, minera e industrial, que siguió entonces tan explotada como bajo los españoles. Si la Independencia no cambió en lo fundamental las relaciones de producción, podemos decir que desde la época colonial, y como «chilenos» durante dos siglos, la clase trabajadora viene sufriendo los rigores de la explotación y la pobreza.
Entonces, si algo debemos conmemorar en estas fechas es la lucha que por 200 años los sectores mas humildes han dado una y otra vez por hacerse oír y construir un país mejor, el Chile que combatió contra los oligarcas en cuatro guerras civiles (1830, 1851, 1859, 1891), el Chile que intento levantar un proyecto popular de cambios que es derribado en 1973, el Chile que luchó con todos los medios necesarios contra la dictadura de Pinochet, tiranía que representó los mismos intereses de fondo contra los cuales se alzaron los verdaderos patriotas como José Miguel Carrera, Manuel Rodríguez, Ramón Freire, Francisco Bilbao, José Manuel Balmaceda, Luis Emilio Recabarren, Salvador Allende, Miguel Enríquez, Raúl Pellegrin, y tantos otros que anónimamente dieron su vida en esta lucha que por lo demás vio nacer al FPMR, quienes junto a otras organizaciones hermanas constituimos la expresión política y militar de la lucha del pueblo. Un legado de un espíritu de rebeldía, una historia concreta de lucha que es y será una valiosa fuente de experiencias a tomar en cuenta para las contiendas de esta época.
En esta tan cacareada “celebración” del Bicentenario, la promesa de justicia, igualdad y fraternidad que hace 200 años se hizo a nuestros pueblos luego de la liberación del yugo colonial español, sólo benefició a una elite social, política y económica, la cual construyó su propia república, su propia patria burguesa, y ahora le corresponde a la clase trabajadora y el pueblo en general luchar por su propia independencia, por levantar una patria popular, soberana y digna para todos y todas.
Frente Patriotico Manuel Rodriguez
Luis Emilio Recabarren, septiembre de 1910.
En esta “celebración” de Bicentenario, por todos los medios de comunicación de masas se nos presenta el Chile oficial y público, el de las actividades suntuosas, los fuegos artificiales y todo tipo de espectáculos “culturales” y carnavales que hablan de “progreso”, de “unidad nacional”, de chilenidad y patriotismo, etc.
Sin embargo, bajo esa farándula existe el Chile real, el que se intenta ocultar, el Chile profundo donde, al igual que los mineros bajo la mina San José, se encuentra confinada y atrapada la justicia social, el Chile que aun reprime y oprime a los pueblos originarios, el Chile de los que aun esperan un trabajo, una educación, una vivienda, una salud y un medio ambiente que permitan luego de 200 años hablar de una vida digna para la mayoría.
Cuando es tan ostensible la enorme riqueza acumulada por unos pocos, por el capital financiero, y tan visible la pobreza y la injusta distribución de la riqueza en los hospitales públicos, los colegios municipales, las viviendas en las poblaciones, el transporte publico, etc, la celebración del Bicentenario aparece como una bengala, un volador de luces para distraer la atención de los chilenos; pan y circo para las masas tal como fue en 1910 para el Centenario, integrar al pueblo a una celebración que sólo es de la Burguesía, de los magnates que aun ejercen su despotismo sobre los asalariados.
Concluida la emancipación de España, son los ricos del país los que organizan un Estado y una Republica afín a sus privilegios, conformando una economía atrasada y dependiente del capitalismo mundial, que pudo crecer en base al trabajo intensivo y la explotación de mano de obra campesina, minera e industrial, que siguió entonces tan explotada como bajo los españoles. Si la Independencia no cambió en lo fundamental las relaciones de producción, podemos decir que desde la época colonial, y como «chilenos» durante dos siglos, la clase trabajadora viene sufriendo los rigores de la explotación y la pobreza.
Entonces, si algo debemos conmemorar en estas fechas es la lucha que por 200 años los sectores mas humildes han dado una y otra vez por hacerse oír y construir un país mejor, el Chile que combatió contra los oligarcas en cuatro guerras civiles (1830, 1851, 1859, 1891), el Chile que intento levantar un proyecto popular de cambios que es derribado en 1973, el Chile que luchó con todos los medios necesarios contra la dictadura de Pinochet, tiranía que representó los mismos intereses de fondo contra los cuales se alzaron los verdaderos patriotas como José Miguel Carrera, Manuel Rodríguez, Ramón Freire, Francisco Bilbao, José Manuel Balmaceda, Luis Emilio Recabarren, Salvador Allende, Miguel Enríquez, Raúl Pellegrin, y tantos otros que anónimamente dieron su vida en esta lucha que por lo demás vio nacer al FPMR, quienes junto a otras organizaciones hermanas constituimos la expresión política y militar de la lucha del pueblo. Un legado de un espíritu de rebeldía, una historia concreta de lucha que es y será una valiosa fuente de experiencias a tomar en cuenta para las contiendas de esta época.
En esta tan cacareada “celebración” del Bicentenario, la promesa de justicia, igualdad y fraternidad que hace 200 años se hizo a nuestros pueblos luego de la liberación del yugo colonial español, sólo benefició a una elite social, política y económica, la cual construyó su propia república, su propia patria burguesa, y ahora le corresponde a la clase trabajadora y el pueblo en general luchar por su propia independencia, por levantar una patria popular, soberana y digna para todos y todas.
Frente Patriotico Manuel Rodriguez
F.P.M.R.
Preparativos Segundo Congreso del FPMR
“Cada uno de nosotros va siendo menos dueño de si mismo, y cada vez la vida de uno va siendo de la organización, de la causa. Pero para poder decir eso hay que situarse en la perspectiva; y eso soluciona una serie de otros problemas que tenemos, cuestiones que arrastramos y que yo veo con entusiasmo que las vamos resolviendo, pero que aún nos falta mucho a todos.” (Raúl Pellegrín)
A través de esta breve síntesis los rodriguistas queremos compartir con los sectores populares y organizaciones hermanas, detalles y pormenores de nuestro Segundo Congreso, donde junto con describir dicho transito a grandes rasgos, señalamos también las contradicciones que hemos debido y tendremos que abordar, pues el debate estratégico de una organización revolucionaria no se hace en abstracto, de manera estática ni formal, o para salir del paso, sino con la intención de rectificar y superarse en la búsqueda de las mejores herramientas para seguir luchando.
Estamos en un preámbulo de la planificación donde nos interesa analizar todo lo hasta ahora obrado, lo bueno y lo malo, el tipo de construcción en desarrollo, las tareas generales y particulares que nos sitúan en la contingencia, el trabajo político social, la evolución en cuadros y militantes, las relaciones sociales y políticas, los problemas viejos y nuevos, todo lo que evidentemente será materia del debate que como responsabilidad colectiva e individual concretizamos este año 2010.
En términos generales el Congreso Rodriguista es el mecanismo más importante que nuestra normativa establece para intervenir tanto el quehacer global como nuestra vida interna, en correspondencia con los cambios que se han ido produciendo en la situación política nacional e internacional, así como para cualificar las capacidades de conducción, las líneas de trabajo, la construcción de fuerzas, lo mismo la vida interna del FPMR como instrumento político partidario, ello mediante el centralismo democrático que hemos definido como método de resolución, en el marco de una metodología participativa en deberes y derechos, documentada y aterrizada a la realidad en la que interactuamos para conseguir los objetivos que se esperan de esta instancia tan trascendental.
¿En que contexto realizamos este segundo evento?
A nivel nacional, ya hemos planteado que después de las últimas elecciones nos encontramos en un periodo de continuidad y cambio, donde el sistema sigue siendo el mismo pero se han producido influyentes modificaciones en su conducción. El cambio de correlación de fuerza se expresó abiertamente dentro del Bloque en el Poder, con mínima incidencia del campo popular en esto y el curso de los acontecimientos dentro del país. Sin duda la situación política ha resultado mucho más compleja que las previsiones que se hicieron el año pasado, donde muchos decían que la existencia de un gobierno de derecha, o la crisis económica, significarían casi automáticamente condiciones favorables para instalar propuestas de lucha popular radicalizadas.
En este escenario de decantamientos, la izquierda y hasta nuestra propia estructura ha experimentado modificaciones internas, lo cual significó por ejemplo para el Frente, enfrentar y neutralizar la grave tendencia personalista y caudillista de quien fungiera de voz pública de la organización en los últimos 3 o 4 años (JG), que culminó con su expulsión y un par de alejamientos debido a la confusión por este generada (de lo que hemos estado informando personalmente a las organizaciones y compañeros cercanos), enfrentando con ello una maniobra cuyo fin era el desmembramiento de la organización mediante la estigmatización de su dirección y el contrabando político e ideológico de posiciones ajenas al proyecto.
Resuelto este difícil obstáculo, la organización se enrumbó y encuentra abocada de lleno hoy a los preparativos de su segundo evento congresal, el cual a diferencia del primero (octubre de 2003), se plasmará en una realidad más compleja que la anterior y los rodriguistas siendo partícipes de diferentes espacios populares y de trabajadores, por eso están importante para nosotros cumplir objetivos políticos más que bullados ejercicios mediáticos o burocráticos con este tipo de instancias. Nuestro derecho y deber es hacer respetar los acuerdos y criterios señalados en el proyecto original, que busca transformar al FPMR en un instrumento revolucionario con una propuesta cada vez más asertiva y construida para y desde el pueblo, lejos del oportunismo y la demagogia.
Como ha quedado de manifiesto desde su surgimiento, sólo el Frente Patriótico Manuel Rodríguez como referente ha podido vigorizar y unir al rodriguismo militante en torno a un programa concreto de lucha, ser su propia continuidad histórica y salvaguardar el legado de tantas y tantos luchadores que aportaron a su construcción (otros intentos u aventuras disociadoras no han podido superar este principio natural de la experiencia iniciada por Raúl Pellegrín y Cecilia Magni a comienzo de los 80’s, sobre todo luego de la separación del PCCH).
Características y contenidos del II Congreso
Lo primero es expresar que a diferencia del Primer Congreso en octubre de 2003 (que tuvo como preámbulo varios años de debate y organización) hoy no estamos elaborando un proyecto sino interviniéndolo, lo que nos ha determinado ritmos y metodologías distintas. Como se ha señalado, ya es un factor que la organización este inserta en determinados espacios desarrollando políticas y planes que demanda la contingencia y la construcción diaria, lo cual este año se mantiene aunque sea en una cadencia menor. “La idea es no cerrarnos entre cuatro paredes a discutir, sino todo lo contrario, sacar el congreso y transformarlo en un arma más de la acción política, uniendo este ejercicio concreto a los basamentos del proyecto más allá de lo teórico” (documento “Camino al II Congreso, mayo 2009).
El objetivo es superarnos en la idea y la acción, ver cómo nuestra política y nuestra táctica se hacen más cada vez más asertivas y vinculantes con el carácter patriótico, popular y revolucionario de nuestro proyecto y sus objetivos estratégicos.
Hay que señalar que los contenidos del Segundo Congreso nuevamente surgen de un quehacer colectivo, en que tanto los objetivos, contenidos y pauta general han sido debatidos y resueltos por diversas instancias internas, y que la dirección actual cumplirá con desarrollar sus labores hasta dejar en manos del Congreso sus funciones, instancia máxima dirección y conducción por el tiempo que dure este proceso de decisión estratégica y táctica.
Finalmente esperamos realizar actividades que nos permitan sumar opiniones más allá incluso de la militancia activa, pues de lo que se trata es de recoger la mayor cantidad de sensibilidades cercanas o coincidentes con parte de nuestro proyecto (relaciones, colaboradores, simpatizantes, sujetos sociales o dirigentes de base).
Acerca del método
Respecto a la metodología, hoy estamos desarrollando la fase preparatoria o “pre-congreso” (formación de equipos de elaboración, actividades educativas y de difusión), para luego iniciar el evento de congreso como tal, el que se sintetizará en debates y resoluciones en torno a un documento central, que partirá siendo una pauta de puntos a cambiar, variar o agregar al proyecto, precedido de un análisis actualizado de la realidad nacional e internacional, que finalmente quedará compilado y publicado como Resoluciones del II Congreso Rodriguista.
Está considerado según la experiencia del primer congreso, fórmulas conducentes que abran primero el debate por colectivos, se vaya quemando etapas hasta culminar en un cierre con plenarias encabezadas por los delegados, donde se voten las resoluciones y la nueva dirección. De todo este mecanismo dará cuenta el Programa del Congreso en términos metodológicos como normativos. Posterior a esto pensamos realizar un encuentro abierto o acto público para difundir las resoluciones a las que se llegue.
Por ahora nuestros plan es ordenarnos en forma y fondo para realizar el debate democrático, creativo y con madurez que requiere nuestro congreso, para así arribar a los resultados que todos esperamos en función del crecimiento del proyecto, la unidad de la organización e interpretación de los sectores populares que apoyan nuestra propuesta.
Acerca de los contenidos
Para iniciar el trabajo se ha confeccionado una pauta general de contenidos con el objeto de analizar cada política, que será la base temática a considerar para las elaboraciones y los debates, ya sea para ratificar, rectificar o cambiar planteamientos de nuestro proyecto, como de nuestra política para el período.
El debate del Segundo Congreso aborda cuatro grandes contenidos: el marco político nacional e internacional, la evaluación del desarrollo del proyecto en la etapa que se cierra, las propuestas de modificación al proyecto y el programa para el período (general y por líneas).
El primer contenido como es necesario, deberá determinarnos el escenario general donde situaremos las políticas, los factores que inciden y acompañan el proceso de organización y de lucha. El segundo, la “evaluación”, tiene como fin contar con un balance de los avances o retrocesos de nuestro programa, en particular cada una de las definiciones y opciones que adoptamos durante la etapa que estamos cerrando (el hacernos cargo como dijéramos, de lo bueno o malo que hemos hecho). Este punto es fundamental para establecer a ciencia cierta, si las políticas seguidas han sido las correctas, fueron mal aplicadas o simplemente nunca se aplicaron, con el objeto de tratar conceptos bien precisos respecto a las críticas y autocríticas que debemos hacernos, lo mismo en la precisión de las nuevas propuestas y cambios a realizar en nuestro programa o líneas particulares.
En cuanto a las “propuestas de modificación al proyecto”, se han establecido algunos criterios obligatorios para dar comienzo a las elaboraciones, buscando sean aplicados por los equipos a la hora de redactar la parte del documento central que les corresponde (línea orgánica, de masas, propaganda, etc). En este sentido, se espera la mayor claridad posible respecto a las propuestas, las cuales sin pretender sean la última palabra (su rol no es resolutivo), si deben permitir abrir un debate político preciso sobre lo que pronunciarse. Por lo mismo los equipos tienen la posibilidad de convocar a nivel central, a charlas o actividades de formación que permitan superar la superficial interpretación de conceptos que a veces se tiene por desconocimiento, lo que puede confundir y hacernos debatir sobre algo sin contar con la base científica, un aspecto de la democracia revolucionario que debemos privilegiar frente a la militancia más joven sobre todo.
En cuanto al “programa para el período”, esto no es más que la línea política que aplicaremos los próximos años, especialmente en lo táctico, lo cual dependerá también de las definiciones estratégicas que se determinen ante las nuevas condiciones y necesidades de la lucha en nuestro país y su entorno.
Criterios de elaboración
Aquí dejamos descrito los criterios y objetivos que se buscan en cuanto a profundidad y sentido estricto de las elaboraciones y propuestas:
- Una política es un lineamiento sustentado en ideas que derivan en una práctica determinada, por lo que intervenirla desde un punto de vista crítico, pasa necesariamente por enfrentarla tanto en la concepción como su aplicación. Hay que atacar causa y efecto para llegar a propuestas efectivas en lo que se pretende cambiar o mejorar.
- Las propuestas no pueden ser un listado de reivindicaciones o de pretensiones abstractas. Al abordar una línea particular hay que hacerlo pensando en el contexto y las experiencias. Cualquier propuesta debe ser aplicable y posible de ser medida en el tiempo (sobre todo en sus consecuencias).
- Las propuestas deben ser y basarse en argumentos sólidos. Las mejores soluciones son las que se sostienen sobre realidades, tácticas creativas y consecuentes, contrastadas en razón, pues para mejorar las ideas hay que demostrar el salto al modificar tal o cual posición. Hay que evitar que nuestras propuestas tengan el sesgo de gustos individualistas, megalomanías políticas, pragmatismos, desinformación, falta de modestia o nula autocrítica.
- Las propuestas son para llevarlas al debate, de ahí la claridad, profundidad y convicción que deben tener. No olvidar nunca que luego hay que hacerse cargo de la aplicación de estas. Debemos convencer con argumentos sólidos que una modificación o nueva política es para superar la experiencia (cualificar). Para esto hay que pensar en el conjunto, en la organización, y no sólo en el espacio local, sectorial o territorial en el cual nos desenvolvemos, de lo que se trata hoy es aportar desde las mejores experiencias al crecimiento del proyecto en su totalidad.
Estos son algunos elementos que podemos señalar por el momento, esperando luego tener la oportunidad de publicar detalles más conceptuales del desarrollo del debate, lo mismo del curso del propio congreso o sus actividades contiguas. Agradecemos de ante mano la preocupación y futuros aporte que nos haga llegar, en especial todo lo que pueda servir para fortalecer la unidad, organización y lucha de nuestro pueblo.
Frente Patriótico Manuel Rodríguez
F.P.M.R
A través de esta breve síntesis los rodriguistas queremos compartir con los sectores populares y organizaciones hermanas, detalles y pormenores de nuestro Segundo Congreso, donde junto con describir dicho transito a grandes rasgos, señalamos también las contradicciones que hemos debido y tendremos que abordar, pues el debate estratégico de una organización revolucionaria no se hace en abstracto, de manera estática ni formal, o para salir del paso, sino con la intención de rectificar y superarse en la búsqueda de las mejores herramientas para seguir luchando.
Estamos en un preámbulo de la planificación donde nos interesa analizar todo lo hasta ahora obrado, lo bueno y lo malo, el tipo de construcción en desarrollo, las tareas generales y particulares que nos sitúan en la contingencia, el trabajo político social, la evolución en cuadros y militantes, las relaciones sociales y políticas, los problemas viejos y nuevos, todo lo que evidentemente será materia del debate que como responsabilidad colectiva e individual concretizamos este año 2010.
En términos generales el Congreso Rodriguista es el mecanismo más importante que nuestra normativa establece para intervenir tanto el quehacer global como nuestra vida interna, en correspondencia con los cambios que se han ido produciendo en la situación política nacional e internacional, así como para cualificar las capacidades de conducción, las líneas de trabajo, la construcción de fuerzas, lo mismo la vida interna del FPMR como instrumento político partidario, ello mediante el centralismo democrático que hemos definido como método de resolución, en el marco de una metodología participativa en deberes y derechos, documentada y aterrizada a la realidad en la que interactuamos para conseguir los objetivos que se esperan de esta instancia tan trascendental.
¿En que contexto realizamos este segundo evento?
A nivel nacional, ya hemos planteado que después de las últimas elecciones nos encontramos en un periodo de continuidad y cambio, donde el sistema sigue siendo el mismo pero se han producido influyentes modificaciones en su conducción. El cambio de correlación de fuerza se expresó abiertamente dentro del Bloque en el Poder, con mínima incidencia del campo popular en esto y el curso de los acontecimientos dentro del país. Sin duda la situación política ha resultado mucho más compleja que las previsiones que se hicieron el año pasado, donde muchos decían que la existencia de un gobierno de derecha, o la crisis económica, significarían casi automáticamente condiciones favorables para instalar propuestas de lucha popular radicalizadas.
En este escenario de decantamientos, la izquierda y hasta nuestra propia estructura ha experimentado modificaciones internas, lo cual significó por ejemplo para el Frente, enfrentar y neutralizar la grave tendencia personalista y caudillista de quien fungiera de voz pública de la organización en los últimos 3 o 4 años (JG), que culminó con su expulsión y un par de alejamientos debido a la confusión por este generada (de lo que hemos estado informando personalmente a las organizaciones y compañeros cercanos), enfrentando con ello una maniobra cuyo fin era el desmembramiento de la organización mediante la estigmatización de su dirección y el contrabando político e ideológico de posiciones ajenas al proyecto.
Resuelto este difícil obstáculo, la organización se enrumbó y encuentra abocada de lleno hoy a los preparativos de su segundo evento congresal, el cual a diferencia del primero (octubre de 2003), se plasmará en una realidad más compleja que la anterior y los rodriguistas siendo partícipes de diferentes espacios populares y de trabajadores, por eso están importante para nosotros cumplir objetivos políticos más que bullados ejercicios mediáticos o burocráticos con este tipo de instancias. Nuestro derecho y deber es hacer respetar los acuerdos y criterios señalados en el proyecto original, que busca transformar al FPMR en un instrumento revolucionario con una propuesta cada vez más asertiva y construida para y desde el pueblo, lejos del oportunismo y la demagogia.
Como ha quedado de manifiesto desde su surgimiento, sólo el Frente Patriótico Manuel Rodríguez como referente ha podido vigorizar y unir al rodriguismo militante en torno a un programa concreto de lucha, ser su propia continuidad histórica y salvaguardar el legado de tantas y tantos luchadores que aportaron a su construcción (otros intentos u aventuras disociadoras no han podido superar este principio natural de la experiencia iniciada por Raúl Pellegrín y Cecilia Magni a comienzo de los 80’s, sobre todo luego de la separación del PCCH).
Características y contenidos del II Congreso
Lo primero es expresar que a diferencia del Primer Congreso en octubre de 2003 (que tuvo como preámbulo varios años de debate y organización) hoy no estamos elaborando un proyecto sino interviniéndolo, lo que nos ha determinado ritmos y metodologías distintas. Como se ha señalado, ya es un factor que la organización este inserta en determinados espacios desarrollando políticas y planes que demanda la contingencia y la construcción diaria, lo cual este año se mantiene aunque sea en una cadencia menor. “La idea es no cerrarnos entre cuatro paredes a discutir, sino todo lo contrario, sacar el congreso y transformarlo en un arma más de la acción política, uniendo este ejercicio concreto a los basamentos del proyecto más allá de lo teórico” (documento “Camino al II Congreso, mayo 2009).
El objetivo es superarnos en la idea y la acción, ver cómo nuestra política y nuestra táctica se hacen más cada vez más asertivas y vinculantes con el carácter patriótico, popular y revolucionario de nuestro proyecto y sus objetivos estratégicos.
Hay que señalar que los contenidos del Segundo Congreso nuevamente surgen de un quehacer colectivo, en que tanto los objetivos, contenidos y pauta general han sido debatidos y resueltos por diversas instancias internas, y que la dirección actual cumplirá con desarrollar sus labores hasta dejar en manos del Congreso sus funciones, instancia máxima dirección y conducción por el tiempo que dure este proceso de decisión estratégica y táctica.
Finalmente esperamos realizar actividades que nos permitan sumar opiniones más allá incluso de la militancia activa, pues de lo que se trata es de recoger la mayor cantidad de sensibilidades cercanas o coincidentes con parte de nuestro proyecto (relaciones, colaboradores, simpatizantes, sujetos sociales o dirigentes de base).
Acerca del método
Respecto a la metodología, hoy estamos desarrollando la fase preparatoria o “pre-congreso” (formación de equipos de elaboración, actividades educativas y de difusión), para luego iniciar el evento de congreso como tal, el que se sintetizará en debates y resoluciones en torno a un documento central, que partirá siendo una pauta de puntos a cambiar, variar o agregar al proyecto, precedido de un análisis actualizado de la realidad nacional e internacional, que finalmente quedará compilado y publicado como Resoluciones del II Congreso Rodriguista.
Está considerado según la experiencia del primer congreso, fórmulas conducentes que abran primero el debate por colectivos, se vaya quemando etapas hasta culminar en un cierre con plenarias encabezadas por los delegados, donde se voten las resoluciones y la nueva dirección. De todo este mecanismo dará cuenta el Programa del Congreso en términos metodológicos como normativos. Posterior a esto pensamos realizar un encuentro abierto o acto público para difundir las resoluciones a las que se llegue.
Por ahora nuestros plan es ordenarnos en forma y fondo para realizar el debate democrático, creativo y con madurez que requiere nuestro congreso, para así arribar a los resultados que todos esperamos en función del crecimiento del proyecto, la unidad de la organización e interpretación de los sectores populares que apoyan nuestra propuesta.
Acerca de los contenidos
Para iniciar el trabajo se ha confeccionado una pauta general de contenidos con el objeto de analizar cada política, que será la base temática a considerar para las elaboraciones y los debates, ya sea para ratificar, rectificar o cambiar planteamientos de nuestro proyecto, como de nuestra política para el período.
El debate del Segundo Congreso aborda cuatro grandes contenidos: el marco político nacional e internacional, la evaluación del desarrollo del proyecto en la etapa que se cierra, las propuestas de modificación al proyecto y el programa para el período (general y por líneas).
El primer contenido como es necesario, deberá determinarnos el escenario general donde situaremos las políticas, los factores que inciden y acompañan el proceso de organización y de lucha. El segundo, la “evaluación”, tiene como fin contar con un balance de los avances o retrocesos de nuestro programa, en particular cada una de las definiciones y opciones que adoptamos durante la etapa que estamos cerrando (el hacernos cargo como dijéramos, de lo bueno o malo que hemos hecho). Este punto es fundamental para establecer a ciencia cierta, si las políticas seguidas han sido las correctas, fueron mal aplicadas o simplemente nunca se aplicaron, con el objeto de tratar conceptos bien precisos respecto a las críticas y autocríticas que debemos hacernos, lo mismo en la precisión de las nuevas propuestas y cambios a realizar en nuestro programa o líneas particulares.
En cuanto a las “propuestas de modificación al proyecto”, se han establecido algunos criterios obligatorios para dar comienzo a las elaboraciones, buscando sean aplicados por los equipos a la hora de redactar la parte del documento central que les corresponde (línea orgánica, de masas, propaganda, etc). En este sentido, se espera la mayor claridad posible respecto a las propuestas, las cuales sin pretender sean la última palabra (su rol no es resolutivo), si deben permitir abrir un debate político preciso sobre lo que pronunciarse. Por lo mismo los equipos tienen la posibilidad de convocar a nivel central, a charlas o actividades de formación que permitan superar la superficial interpretación de conceptos que a veces se tiene por desconocimiento, lo que puede confundir y hacernos debatir sobre algo sin contar con la base científica, un aspecto de la democracia revolucionario que debemos privilegiar frente a la militancia más joven sobre todo.
En cuanto al “programa para el período”, esto no es más que la línea política que aplicaremos los próximos años, especialmente en lo táctico, lo cual dependerá también de las definiciones estratégicas que se determinen ante las nuevas condiciones y necesidades de la lucha en nuestro país y su entorno.
Criterios de elaboración
Aquí dejamos descrito los criterios y objetivos que se buscan en cuanto a profundidad y sentido estricto de las elaboraciones y propuestas:
- Una política es un lineamiento sustentado en ideas que derivan en una práctica determinada, por lo que intervenirla desde un punto de vista crítico, pasa necesariamente por enfrentarla tanto en la concepción como su aplicación. Hay que atacar causa y efecto para llegar a propuestas efectivas en lo que se pretende cambiar o mejorar.
- Las propuestas no pueden ser un listado de reivindicaciones o de pretensiones abstractas. Al abordar una línea particular hay que hacerlo pensando en el contexto y las experiencias. Cualquier propuesta debe ser aplicable y posible de ser medida en el tiempo (sobre todo en sus consecuencias).
- Las propuestas deben ser y basarse en argumentos sólidos. Las mejores soluciones son las que se sostienen sobre realidades, tácticas creativas y consecuentes, contrastadas en razón, pues para mejorar las ideas hay que demostrar el salto al modificar tal o cual posición. Hay que evitar que nuestras propuestas tengan el sesgo de gustos individualistas, megalomanías políticas, pragmatismos, desinformación, falta de modestia o nula autocrítica.
- Las propuestas son para llevarlas al debate, de ahí la claridad, profundidad y convicción que deben tener. No olvidar nunca que luego hay que hacerse cargo de la aplicación de estas. Debemos convencer con argumentos sólidos que una modificación o nueva política es para superar la experiencia (cualificar). Para esto hay que pensar en el conjunto, en la organización, y no sólo en el espacio local, sectorial o territorial en el cual nos desenvolvemos, de lo que se trata hoy es aportar desde las mejores experiencias al crecimiento del proyecto en su totalidad.
Estos son algunos elementos que podemos señalar por el momento, esperando luego tener la oportunidad de publicar detalles más conceptuales del desarrollo del debate, lo mismo del curso del propio congreso o sus actividades contiguas. Agradecemos de ante mano la preocupación y futuros aporte que nos haga llegar, en especial todo lo que pueda servir para fortalecer la unidad, organización y lucha de nuestro pueblo.
Frente Patriótico Manuel Rodríguez
F.P.M.R
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